Juan Ramón Molina
Juan Ramón Molina es quizás el mayor poeta hondureño, famoso más allá de las fronteras de su país. Y es que fue un artista que viajó mucho a lo largo de su vida, entrelazando su experiencia con la de muchos otros poetas extranjeros. Sin embargo, siempre mantuvo un gran apego a su país, como leemos de estas palabras que concedió a una entrevista en 1906.
Más de un siglo después, sus palabras siguen siendo actuales, si bien cabe decir que Honduras, aunque «en el mapa casi no se echa de ver», es el segundo país más grande de Centroamérica, sin dejar de ser uno de los menos turísticos de la región. Ello se debe a un pasado políticamente convulso y a un desarrollo que nunca llegó a producirse. Sin embargo, citando a Lonely Planet, «el desarrollo lento, la belleza natural y el escaso turismo hacen que Honduras sea especialmente atractivo para aquellos viajeros bien provistos de repelentes de insectos, amantes de destinos alternativos».
Muchos de los tesoros de Honduras siguen escondidos: desde sus mares y playas cristalinas que dan al mar Caribe, frente al segundo arrecife de coral más grande del mundo, hasta parques naturales y ruinas de antiguas civilizaciones. Sin embargo, pese a los más de 800 km de costas marítimas, el territorio de Honduras es montañoso en casi el 80 % de su totalidad, si bien los picos más altos rondan los 2500 metros sobre el nivel del mar.
Esta conformación particular del territorio hace que el clima, habitualmente tropical en el norte y ecuatorial en algunas zonas del sur, registre de media temperaturas más suaves y frescas que favorecen la agricultura. Aquí los vientos alisios del noreste, ese decir, los vientos constantes típicos de los trópicos, son los que principalmente regulan el curso de las estaciones. La estación seca, que suele ir de noviembre a abril, se conoce como "el verano", mientras que la temporada de lluvias, de mayo a abril, es "el invierno".
Nuestro proyecto en Honduras comenzó en el noroeste del país, cerca de la frontera con Guatemala, en una zona próxima al Parque Nacional Cuyamel Omoa. Inaugurado en 2011, el parque tiene una superficie de más de 8000 hectáreas y alberga diferentes ecosistemas (marino, pantanoso y montañoso) y una fauna diversa que incluye jaguares, manatíes, tucanes y cocodrilos. El proyecto consiste en la plantación de Manglares con el fin de fortalecer el ecosistema de ese tramo de la costa caribeña.
Los manglares son uno de los ecosistemas más antiguos e importantes del mundo y, en la zona en la que trabajamos, sirven de zona de cría, alimentación, refugio y reproducción para el 75 % de las especies animales de la zona. Además, numerosos estudios científicos han confirmado a lo largo del tiempo la gran capacidad de los manglares para absorber el CO₂ de la atmósfera.
«Las comunidades reconocen que el valor de los manglares no radica solo en los beneficios que aporta, sino que también constituye un punto de referencia alrededor del cual han desarrollado su vida, su sentido de pertenencia y su identidad». Estas palabras son de Juliette Díaz, coordinadora de un proyecto de reforestación de manglares que se realiza en Cuba con el apoyo de las Naciones Unidas. Recogen a la perfección la historia de la importancia de los manglares no solo para el ecosistema, sino también para las comunidades que habitan en las zonas cercanas en las que pueden cultivar y crear bosques.
Los manglares desarrollan sistemas de raíces que filtran el agua de los ríos, actúan como zona de reproducción y cría para numerosas especies de peces y de crustáceos, de manera que aportan enormes beneficios medioambientales. Pero también actúan como dique ante desbordamientos y protegen a comunidades enteras, sus tierras y sus casas, aportando esos beneficios sociales que perseguimos en todos nuestros proyectos.
árboles plantados en Honduras
beneficiarios implicados en Honduras