Guatemala

En 1938, Antoine de Saint-Exupéry volaba hacia Nueva York cuando una avería le obligó a detenerse en Guatemala. Los testimonios de los habitantes del pueblo de Antigua Guatemala, donde se hospedó Antoine, relatan sus visitas al cercano lago Atitlán y muchos, incluida su esposa Consuelo, creen que el paisaje que inspiró el del asteroide B-612, hogar del Principito, fue precisamente el guatemalteco.

Esto bastaría para imaginar una tierra mágica y lejana. Corazón de la cultura maya de Centroamérica, Guatemala alberga los volcanes más activos y más altos de la región (como el Tajumulco, a más de 4000 m sobre el nivel del mar que, sin embargo, se encuentra ahora en una fase de inactividad) y su territorio es mayoritariamente montañoso, a excepción de la zona de la costa occidental y la llanura rica en bosques tropicales que hace frontera con México.

La estabilidad política y social que el país ha ido recuperando en los últimos años ha contribuido a que el turismo descubra sus bellezas naturales y culturales. Gran parte del territorio guatemalteco está protegido o parcialmente protegido y hay grandes parques naturales ricos en flora (en los que se encuentran algunas de las orquídeas más raras del mundo) y fauna (que incluye el armadillo, el puma o el quetzal, el colorido pájaro símbolo del país). Solo una de las zonas en las que trabajamos, en el distrito de Petén, al norte del país, está rodeada de algunos de los parques más bonitos de Guatemala, como el Parque Nacional Laguna del Tigre y la Reserva de la Biosfera Maya.

Además, cerca de la zona se encuentra el yacimiento arqueológico de Tikal, la mayor de las antiguas ciudades en ruinas de la civilización maya donde se encuentra el famoso templo del Gran Jaguar, que es el destino turístico más visitado de Guatemala.

Nuestro trabajo en Guatemala pretende alcanzar varios beneficios y adaptar los proyectos a las diferentes realidades territoriales y sociales en las que trabajamos. Como ya hemos mencionado, una de las zonas en las que trabajamos es el área rural de Petén, en el norte del país, donde hemos decidido que las especies frutales sean el eje de nuestro proyecto para lograr los mejores beneficios tanto ambientales como sociales. Entre las especies de árboles que contribuyen a los sistemas agroforestales figuran la lima, la mandarina, el mango, el cacao, la graviola (también conocida como guanábana), el zapote (árbol frutal tradicional ampliamente utilizado por las civilizaciones precolombinas de América Central), la guayaba y la naranja.

Los árboles se plantarán en sistemas agroforestales a pequeña escala siguiendo los principios de la permacultura, un enfoque que imita los procesos naturales creando asociaciones de diferentes especies.

Otro principio que guía nuestro trabajo es la implicación de las comunidades y la creación de oportunidades alimentarias y económicas, sin olvidar la formación y el empoderamiento de las mujeres. Por ello, colaboramos con una de las principales universidades del país para impulsar la formación de las comunidades rurales para que puedan gestionar adecuadamente los árboles, especialmente durante sus primeros años.

Precisamente por eso trabajamos con grupos de mujeres indígenas, porque para potenciar el papel social y económico de las mujeres hay que reforzar su potencial y su capacidad de contribuir a la mejora de las condiciones de vida tanto en el seno de la familia como en el desarrollo de sus comunidades en general. El objetivo es avanzar hacia la plena participación e integración de las mujeres en la toma de decisiones y el desarrollo socioeconómico de la comunidad.